Cuando el corazon habla

Posted 13 ago 2009 by Faby
"Cuando el corazón habla"...
Mini Fic basado en Candy Candy
Por Fabiana Tagle

El aroma a café aún está impregnado en las paredes del departamento, mudo testigo de nuestro desayuno juntos de esta mañana...
Ahora estoy recargado sobre el alfeizar de la ventana, contemplando el camino tapizado de hojas de otoño que se aleja hacia el horizonte, rogando que regreses pronto a casa, que vuelvas a mi lado, para compartir una charla, una mirada, una caricia involuntaria... Todo lo que me acerque a ti.

Tan solo hace unas semanas que recuperé la memoria y tú no hace mucho que regresaste de Nueva York... Los dos escondemos del otro un gran secreto... Tú el de tu dolor, yo el de mi identidad...
¿Cómo podría confesarte mi verdad?
No puedo encontrar la forma... quiero hacerlo pero no puedo. No me gusta engañarte, pero este secreto puede separarnos y no quiero... no puedo separarme de ti.

Una fresca brisa otoñal llega a mi rostro golpeándolo suavemente. Cuantas tardes esperando tu llegada sin saber lo que significabas para mí... ¿A quién le miento? ¿A mi mismo?
Irónicamente el destino se encargó que me enamorara de ti, dos veces... Como quien soy en realidad y como quien creí que era, un vagabundo desmemoriado perdido en los recuerdos que anhela el calor de tus brazos y la dulzura de tu voz.
Está claro que me destino era quererte...

Amarte puede ser tan difícil y tan hermoso a la vez...
Todavía recuerdo cuando Archie y Annie te trajeron desde la mansión. Entera, con una fiebre increíble, pero con una careta de dolor que te impedía revelarles la gran angustia que guardabas dentro. Esa que sabes esconder muy bien y que solo sueltas a solas, cuando no hay mas testigos que mi camisa húmeda de tus lagrimas…
Cuando ellos se fueron sentí como te derrumbabas, como implorabas la calma que te daban mis brazos y esa camisa que recoge fielmente el agua salada que brota de tus ojos...
Como odié a ese tonto por no haber defendido tu amor, cuando yo mismo no hubiera podido soportar el perderte.

El sol está tiñendo la tarde de los más hermosos tonos anaranjados y rojos. Ya está anocheciendo, no debes demorar mucho más en llegar... y vuelvo a mis pensamientos.
Sé que él también te ama, no puedo negar una obviedad, lo sé y lo sé bien... No entiendo como te atreviste a alejarte, a dejarle tu lugar a aquella extraña... Sí que eres valiente, pequeña mía...

Aún así te recuperaste, volviste a tu trabajo a pesar de todo...
Todavía no sé como en ese momento pudiste reparar en que me había cortado el pelo, una cosa tan tonta pero aun así lo notaste...
¿Será que en el fondo yo también significo algo para ti?

Con entereza saliste del dolor, hasta que ese estúpido sobrino mío empezó a incomodarte... Como si en el pasado no te hubiera hecho bastante daño ya, persiste en molestarte.
Entonces te encontré de nuevo, esa tarde... Derrumbada entre una pila de periódicos viejos, como si el pasado volviera a golpearte una vez más con su cruel destino.

Justo ese fue el mismo día en que recuperé la memoria. ¿No es irónico?... Como me asusté cuando te vi allí tirada, creí que te había pasado algo grabe. Tu cabello estaba alborotado, parecías angustiada, tu rostro tenía rastros de lágrimas secas, surcos ásperos que rompían la blancura tersa de tu piel...

A pesar de que ya sabía quien era y sabía perfectamente lo que sentía por ti, no pude reprimir acariciar tu rostro, tomarlo entre mis dedos, disfrutar tu calor...
Un escalofrió inconsciente recorrió mi cuerpo. Mi corazón empezó a latir violentamente...
¿Es tan grande este amor que no puedo evitar sentir así pese a que decidí guardármelo para mi solo?

Recuerdos y más recuerdos grabados a fuego en mi mente...
Todavía me duele tu reto... Como te enojaste cuando me puse delante del león... ¿Qué querías que hiciera? ¿Dejar que te lastimara? Jamás me perdonaría si supiera que pude evitarte ese dolor y no lo hice...
Me apoyo sobre el marco de la ventana y puedo sentir las lágrimas que suben indiscretas hasta mis ojos...
No... Los hombres no deben llorar, me lo digo una y otra vez pero no puedo evitarlo. Este amor que me esta asfixiando, me esta matando lentamente como una agonía divina.

Puppet llega hasta mi lado preocupada, creo que ella puede notar mi dolor, ella sabe más que nadie cuantas veces te oigo llorar en silencio, cuando crees que me he dormido y sin embargo no lo estoy... Sufro... y lloro contigo, aunque no lo sepas, aunque no tengas idea de lo mucho que me duele no poder ayudarte...

Te he visto crecer, has dejado de ser mi pequeña niña, no sé cuando mis ojos empezaron a verte como una mujer...
Quizás sería bueno alejarme, desaparecer de tu vida un tiempo...
Tengo miedo... miedo de cometer una locura, de decirte finalmente lo mucho que te quiero, lo mucho que deseo probar el sabor de tus labios, lo mucho que quiero hacerte feliz para siempre y no dejar que nadie te vuelva a lastimar...

Ya no puedo evitarlo... Una lágrima traicionera corre sobre mi piel, una lágrima salada que llega presurosa hasta mis labios devolviéndome a la cruda realidad y me encuentro suspirando, gimiendo tu nombre, llamándote con mi corazón...
Las heridas físicas causadas por el león no me duelen tanto como las heridas en mi corazón...

Un chirrido de Puppet, me alerta de que alguien se acerca lentamente, pisoteando las hojas amarillas que el árbol acaba de dejar caer en el camino. Eres tú... Finalmente llegas, para acabar con mis recuerdos. Cansada de seguro, pero con tu eterna sonrisa sincera en los labios...

Las capas de algodón color lila de tu vestido se mueven con tu caminar, traes el pelo suelto, apenas recogido de la cara por un listón de seda azul... Tienes también un ramillete de flores en tus manos... Azucenas Blancas seguramente, mis favoritas...
En tu otro brazo cargas una cesta con las compras... Frutas... Manzanas rojas que parecen querer escaparse de la cesta solo para molestarte y retrasar más tu llegada.

Me ves en la ventana y me haces una ligera seña con las flores sonriendo, veo como apresuras el paso y me dispongo a salir a ayudarte. Enjuago torpemente mi rostro con la palma de mi mano, quitando todo rastro de tristeza. No puedo permitir que me veas así, no quiero preocuparte, aunque debo reconocer que me gusta cuando me cuidas, disfruto mucho que me mimes aunque solo sea como un paciente...

Antes de lo que creo llego hasta ti, alcanzándote aún en el camino... Sonríes, tus ojos verdes parecen más chispeantes que nunca, cuando atrapo en el aire una manzana traviesa que cae finalmente. La miras caer con cara de terror y te sorprendes cuando la tomo, entonces estallas en carcajadas.


-- Ay Albert... tu siempre tan oportuno... -–Me dices regalándome una mirada picara mientras que tus pecas se aglutinan en tus mejillas indicándome que estas muy animada...

- Hola Candy... parece que fuiste de compras... -Te contesto arrebatándote la canasta y alivianándote para que puedas caminar a mi lado.

- Fui por estas azucenas y vi estas maravillosas manzanas y me tente... Tenía ganas de comer una tarta de manzanas... Mmmm ¿No te apetece una? -Me preguntas asiéndote de mi brazo. Mi cuerpo se estremece con el contacto... Trago saliva evitando que mi corazón se rebele contra mí. Tu perfume llega hasta nariz haciéndome tomar idea de la cercanía... entonces decido contestarte tratando de conservar mi cordura...

- Si... la tarta es deliciosa pero creo que tú no sabes hacerla... ¿O sí? -Río mientras veo que te sonrojas furiosamente.

- Oooppsss... Me descubriste... -- Murmuras avergonzada, entonces río contigo una vez más hasta que siento tu cabeza derrumbarse contra mi brazo, estás agotada lo sé, otra vez me invade esa sensación de placer oculto, secreto, apasionado. En ese momento estamos llegando al portón... -- ¿Estás muy cansada pequeña?

- ¿Mmmmmhh?... ¡Oh sí!... bastante, Tuve un turno bastante movidito -- Me respondes y entonces reparo en lo cansado de tus ojos...

- Puedes dormirte un rato mientras preparo la cena, yo té despierto en cuanto este lista -- Te digo mientras te sonrojas con furia una vez más. Como amo esa inocencia que irradias.

- Que pena contigo Albert... ¿Qué vas a pensar de mí, si no sé siquiera cocinarte algo rico? -

- No importa Candy, esas son tonterías... Tú sabes que te debo algo mucho más importante, mi vida... -Te respondo abriéndote el portón de metal que comunica el camino con nuestro edificio

- No... No me debes nada... pero dime... ¿Cómo es que apareces siempre que te necesito? -- Me preguntas con un tono que casi no necesita respuesta, mientras subes las escaleras con cierta pesadez provocada por el cansancio. Me encojo de hombros y te respondo suavemente.

- Supongo que soy tu ángel de la guarda... -Te digo mientras entramos al departamento, entonces arrojas tu sombrero hacia el sillón y corres por un florero a la cocina...

- Mmmm... me siento halagada, eso si me gusta, ahora tengo dos Ángeles de la guarda, mi príncipe de la colina y tú, mi vagabundo favorito --Ríes a la vez que acomodas el jarrón con largas varas de azucenas blancas en el medio de la mesa.


Mi rostro se transforma por tus palabras, un leve tono rojizo tiñe mis mejillas, tal y como si fuera un niño descubierto al robar un dulce. Mi corazón se acelera con una violencia súbita...
¿Qué te diré? ¿Qué ambos somos la misma persona?...
¿Sería conveniente que lo supieras ahora?
Camino asustado hasta el sillón, mis manos sudan frío, mis labios tiemblan de emoción, los sonidos se reducen a mi propio corazón latiendo con violencia... Mi vista se nubla y de mi boca sale un gemido ahogado que simula ser tu nombre.


- Candy... yo... -


Pero cuando llego hasta el sillón veo que te has tendido en él y que estás profundamente dormida. El cansancio te ha vencido por fin. Tu boca luce apetitosa, tus labios son carnosos y tienen cierto brillo suave sobre ellos... Tengo que reprimir mis ganas de besarlos, simplemente acaricio tu piel con ternura con el revez de mis manos, sintiendo tu suave piel contra ellas...

Te cubro de manera fraternal con un chal que está en una de las sillas. Entonces acerco mi rostro al tuyo. Tu aroma me invade y muerdo mis labios para no hacer una locura, así que deposito un suave beso en tu mejilla, me pongo de pie alejándome con rapidez hacia la cocina.

Otro día que pasa y otro momento que desperdicio, realmente ni yo mismo sé como decirte las cosas... Quizás sea mejor seguir callando por ahora, tal vez algún día pueda confesarte todo este amor que me tortura y que aumenta cada día...
Amarte en silencio creo que es mi destino, guardar todo este amor en el rincón mas lejano de mi corazón... necesito seguir viviendo y es la única forma en la que puedo hacerlo.

Suspiro... no puedo evitarlo, he estado torturándome todo el día, esperando tu llegada, reuniendo el valor para confesarte la verdad. Y no puedo, creo que aún no estás preparada para ello, aun piensas en él, lo siento lo percibe mi corazón... aunque a veces te encuentro mirándome, escudriñándome con tus ojos verdes y cuando volteo a verte te sonrojas y si te pregunto que te pasa balbuceas, tus labios tiemblan dándome cualquier excusa...
¿Será que también tú estás sintiendo algo por mí?

Espero encontrar una respuesta, por lo pronto prefiero sonreír y disfrutar de tu compañía. Echo una última mirada al sillón y te encuentro sumamente dormida en él, tu cabello yace revuelto entre los almohadones cayendo como una lluvia de bucles, tu cara se ve relajada y feliz... Te ves tan hermosa pequeña... Puppet corre hasta tu lado y se recuesta acompañándote.
Ciertamente me recuerdas a una diosa de la antigüedad... Te miro por última vez mientras me giro hacia la comida, con la sensación magnifica de estoy cocinando para mi único y gran amor... y por ahora eso me conforma.


FIN

0 comentarios:

Publicar un comentario